Un Café Bombón
Ya lo comentó hace unos días la chica positiva en su
blog: hay pequeños placeres que se combinan, en algunos casos, con otros que no
lo son tanto. Ella hace una pequeña descripción del placer que supone el
sexo para una muchacha joven, tal como ella es. No obstante, sin entrar en
grandes goces, me voy a referir a uno de esos pequeños momentos que nos hacen
suspirar, cerrar los ojos o que disparan las endorfinas de nuestro cuerpo. Soy
capaz de enumerar unos cuantos de éstos placeres, pero ahora me voy a referir a uno
especial, aunque en realidad son cuatro, todos nuestros sentidos menos
el tacto. Comienza con un olor especial, te envuelve un aroma a azúcar tostado
junto a los granos de café. Después el sonido de las gotas de cremosa espuma,
que al caer sobre una cama de leche condensada, enfría la crema para convertirla
en líquido, por lo que ya tenemos los colores blanco, negro y por último el
marrón. Este se produce con la crema más alejada de la leche por lo que la
temperatura del café, que hace de colchón térmico entre ella y las últimas
gotas de moka, impide que ésta se licue dejando a la vista el tercer placer, el
visual. Ya sólo queda referirse al último momento, tomar la tasa por el asa,
acercársela a los labios, escuchar el sonido de la espuma al desplazarse,
disfrutar del aroma que impregna la pituitaria antes de volatilizarse y por
último sentir el sabor del líquido recorriendo la parte inferior de la lengua
para después desplazarse rodeando el paladar, humedecer toda la capacidad bucal
para por ultimo dirigirse hacia el estómago expandiendo su delicado aroma por
todo tu cuerpo. Simplemente un café bombón.