jueves, 28 de febrero de 2013


Un Café Bombón

 
Ya lo comentó hace unos días la chica positiva en su blog: hay pequeños placeres que se combinan, en algunos casos, con otros que no lo son tanto. Ella hace una pequeña descripción del placer que supone el sexo para una muchacha joven, tal como ella es. No obstante, sin entrar en grandes goces, me voy a referir a uno de esos pequeños momentos que nos hacen suspirar, cerrar los ojos o que disparan las endorfinas de nuestro cuerpo. Soy capaz de enumerar unos cuantos de éstos placeres, pero ahora me voy a referir a uno especial, aunque en realidad son cuatro, todos nuestros sentidos menos el tacto. Comienza con un olor especial, te envuelve un aroma a azúcar tostado junto a los granos de café. Después el sonido de las gotas de cremosa espuma, que al caer sobre una cama de leche condensada, enfría la crema para convertirla en líquido, por lo que ya tenemos los colores blanco, negro y por último el marrón. Este se produce con la crema más alejada de la leche por lo que la temperatura del café, que hace de colchón térmico entre ella y las últimas gotas de moka, impide que ésta se licue dejando a la vista el tercer placer, el visual. Ya sólo queda referirse al último momento, tomar la tasa por el asa, acercársela a los labios, escuchar el sonido de la espuma al desplazarse, disfrutar del aroma que impregna la pituitaria antes de volatilizarse y por último sentir el sabor del líquido recorriendo la parte inferior de la lengua para después desplazarse rodeando el paladar, humedecer toda la capacidad bucal para por ultimo dirigirse hacia el estómago expandiendo su delicado aroma por todo tu cuerpo. Simplemente un café bombón.

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