sábado, 25 de mayo de 2013

Angélica


     Comencé a escribir esta historia como un trabajo más de clase en el que tenía que idear una historia con algún tinte fantástico, pero, a la vez, quería darle un toque inesperado. Es esa sorpresa final lo que puede cambiar la realidad por la ficción; eso y que el final quede completamente abierto. Espero que os guste, pero que también sorprenda un poquito.
Angélica

  Estimada y lúcida dama de insondables respuestas: disculpa que interrumpa un momento de tu tan arduo trabajo, pero anoche vi una imagen que me ha conmocionado. Como bien sabes, soy bastante curioso y me gusta ver qué se cuece en Facebook; por eso todas las noches entro en mi página antes de acostarme. Te adelanto: no he dormido nada. Tampoco he podido levantarme en mitad de la madrugada como habría necesitado, tenía miedo de despertar a mi mujer y que me encontrara en el estado de inquietud que aún me embarga. La causa de mi desasosiego es algo que no consigo explicar, así que paso a relatarte los hechos.

 

  Si bien somos buenos amigos, nunca hemos podido intimar lo suficiente para hacernos confidencias de nuestras vidas pretéritas, quizás nunca se dé el caso, pero ahora he de preguntarte algo que considero muy importarte. Ayer entré en el enlace de tu última entrevista (por cierto el fotógrafo se esmeró más que otras veces) pero después de verte y seguir tu mirada hacía el entrevistado, me quedé a mitad de camino porque, desde el otro lado del cristal de la cafetería, vi la figura de un fantasma observándote. Su actitud desinhibida y de descaro, que no iba mucho con ella, me hace suponer que podía ser conocida tuya o de alguien de tu equipo, y por ello necesito saber si pudieras darme razón de ella.
 

 
   Incluso te diría más, su imagen es exactamente igual a la de una fotografía, la única que conservo de ella después de que una furia incontenible tras su pérdida me hiciera destruir todo aquello que conservara su imagen, su aroma o su presencia.


 
  Dado mi estado de ánimo, necesito comentarte que esa mujer fue mi primera pareja. La primera mujer que me miró como un hombre, la que me hizo sentir qué era vivir, la que me dio a conocer un antes y un después de su calor, la que me brindó esa entrega total de la persona y del alma. Por ella  recorrí medio mundo, o quizás todo él detrás de su sombra, de su verde mirada como ventanales a la campiña inglesa. Fue ella misma, la que una vez conseguí reencontrar en la parte más alejada del planeta para verla morir en mis brazos, donde exhaló el último suspiro y la luz de sus ojos se apagó para siempre. Ella me lo dio todo y todo me lo quitó el destino.
  Por favor, es perentorio para mí que me ofrezcas alguna explicación. No hay lugar a dudas, es la mujer que te mira tras el ventanal del Café Comercial en la última entrevista que has subido a Facebook.
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  No he tenido tiempo aún de comprobar tus palabras, ahora te contesto a través del móvil, pero no te preocupes, seguro que es un error y tiene alguna explicación racional. En cuanto llegue a la oficina lo veo y te respondo.
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  Estimado Miguel, no puedo comprenderlo, por más que miro y remiro las fotografías de la entrevista, no logro encontrar la imagen que me indicas. Bien es verdad que la realicé hace unos días en el Café Comercial, en una de las mesas que están junto a las cristaleras de la calle, pero en ninguna de ellas, en ninguna, aparece mujer alguna mirando hacia el interior. De hecho, he intentado hablar con el fotógrafo, que no es el habitual, sino un suplente que contratamos, pues Rafael lleva unos días sin aparecer por la redacción y tampoco he podido contactar con él. Lo seguiré intentando y en cuanto lo consiga y me mande la relación completa de las imágenes de la entrevista,  me pongo en contacto contigo. No creo que tarde mucho, Gabriel es una persona muy concienzuda y responsable, seguro que nos podrá ayudar a solucionar el misterio.
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  Estimada dama de esperada luz, no creo que haya nada que me pueda desviar de la desazón que me invade. Era Angélica, sin duda. Angélica, estoy seguro. Te tengo que dejar ahora, está sonando el móvil. ¡No puede ser!  ¡me está llamando! ¡es ella!
 

sábado, 11 de mayo de 2013




Una tarde en el Retiro




El pasado fin de semana, como tantos otros, salí a dar un paseo por el Parque del Retiro. Fue una magnifica tarde de primavera en la que el sol del atardecer clareaba sobre las piedras de las fuentes. La hierba de los prados estaba salteada por jóvenes que refrescaban sus espaldas al aroma de los tilos y las acacias.

Colocados por entre los setos, los florecidos árboles del amor bordaban de rosa los diferentes tonos verdes salpicaban el paisaje y la algarabía de los artistas callejeros completaban la banda sonora del paisaje.

Junto al templete de música, donde, en primavera, la orquesta municipal ameniza los domingos por la mañana, se encuentra la Casa de Vacas, pequeña sala de exposiciones en la se puede disfrutar de las muestras más sorprendentes.

La sorpresa del día fue Paula Varona. ¿Quién? Paula Varona es la artista que ha creado las obras de arte que se exponen en esta sala. La Exposición se llama Madrípolis y estará abierta hasta final de mes.

Cuadros al oleo con motivos madrileños: Gran Vía de día, de noche y bajo el manto de la nieve, la Cibeles, la calle Alcalá, los tejados del centro, el  Retiro. La profundidad del color y la claridad de la  luz  no son otra cosa que la prolongación de la mirada azul, tan limpia como profunda, que sonríe mientras firma las láminas que se venden por precios irrisorios. Si no podéis acercaros, siempre quedará internet:  www.paulavarona.es, y para muestra creo que esta imagen sirve de ejemplo.

            Para finalizar, quiero agradecer a Paula su agradable trato, su amabilidad y todas las sensaciones que pude disfrutar con la contemplación de su obra, además de su autorización para utilizar su nombre en esta reseña.
 
 
LuisCar, 10 de mayo 2013